Comparte:

Qué es un portafolio de inversión y cómo construir uno rentable

Cuando hablamos de finanzas, es común encontrarnos con el término “portafolio de inversión”.

A simple vista, puede sonar un poco complicado e incluso intimidante, pero no te preocupes, no es tan complicado como parece. En realidad, se trata de un concepto fundamental en el mundo de las inversiones, y una vez que lo entiendes, verás que es bastante sencillo.

Básicamente, un portafolio de inversión es una colección de activos financieros, como acciones, bonos y fondos mutuos, que una persona o entidad posee. La idea detrás de tener un portafolio diversificado es minimizar los riesgos y maximizar los rendimientos. En este artículo, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre los portafolios de inversión: por qué son importantes, cómo construir uno y cómo pueden ayudarte a alcanzar tus metas financieras.

¿Por qué se llama portafolio de inversión?

Desglocémos el concepto de “portafolio de inversión” para entenderlo mejor.

Como mencionamos antes, se refiere a la suma total de activos financieros que posee una persona. Si lo analizamos en detalle, piensa en las acciones como las diferentes cosas en las que inviertes tu dinero, y que a la larga pueden generar ganancias adicionales. Cada una de estas acciones tiene un contrato o especificaciones que generalmente aceptas al leer y aceptar los “Términos y condiciones”.

Imagina que todos esos contratos están impresos en papel y, para evitar perderlos y poder llevarlos contigo en todo momento, lo más práctico es tenerlos organizados en una misma carpeta, mochila o… ¡un portafolio!

Ahora que tenemos claro el concepto base, sigamos explorando este instrumento financiero.

¿Cómo está conformado un portafolio de inversión?

Existen diferentes tipos de activos financieros, como acciones, bonos, bienes raíces, materia prima, préstamos, letras del tesoro, fondos de pensiones y más.

Y, entre los activos, hay dos tipos principales: los de renta fija y los de renta variable.

Activos de renta fija

Este término se utiliza porque estos activos te brindan una ganancia predecible mes a mes o cada año, según el tipo de inversión. En otras palabras, desde el principio sabes exactamente cuánto recibirás. Estos activos suelen presentar un riesgo mínimo o incluso nulo, ya que cuentan con una garantía de que recibirás un rendimiento adicional.

Un ejemplo de este tipo de activos son los bonos. Si bien las ganancias que generan suelen ser relativamente bajas, tienes la seguridad de que no perderás tu inversión inicial. Los bonos ofrecen estabilidad y confianza al proporcionarte ingresos constantes, lo que los convierte en una opción atractiva para aquellos inversores que buscan minimizar los riesgos y tener un flujo de ingresos predecible.

Activos de renta variable

A diferencia de los activos de renta fija, estos suponen un mayor riesgo, ya que no se puede predecir con certeza cuánto dinero obtendrás a cambio.

Un ejemplo claro de activos de renta variable son las acciones de empresas. El valor de estas acciones fluctúa constantemente en el mercado, lo que significa que podrías obtener rendimientos significativamente más altos. Sin embargo, también existe la posibilidad de que la empresa en la que has invertido atraviese dificultades financieras e incluso quiebre, lo que podría generar pérdidas en tu inversión.

¿Qué significa tener un portafolio diversificado?

Seguramente has escuchado el término “portafolios diversificados” en más de una ocasión.

Básicamente, esto significa que no debes poner todos tus huevos en una sola canasta, sino que es mejor repartirlos en varias. ¿Por qué? Porque si una canasta se cae o falla, tendrás un respaldo en las demás.

Imagina que cada canasta representa una inversión diferente dentro de tu portafolio. Al diversificar, distribuyes tus inversiones en distintos tipos de activos, sectores o mercados. Esto ayuda a reducir el riesgo, ya que si una de tus inversiones no funciona como esperabas, las demás podrían compensar las pérdidas e incluso generar ganancias. Además, la diversificación también te permite aprovechar oportunidades de crecimiento en diferentes áreas.

Ahora, ¿cuáles son los distintos tipos de portafolios de inversión?

Así como hay varias clases de activos, al juntarlos y mezclarlos también tenemos varias opciones de portafolios. Cada una de ellas se determina dependiendo de lo que quieras hacer con tu dinero, así como los riesgos que estés dispuesto a correr.

Portafolio conservador

También conocido como portafolio de ingresos, su objetivo principal es garantizar ganancias seguras en un plazo determinado. En este tipo de portafolio, la mayoría de los activos son de renta fija, lo que significa que los beneficios serán menores, pero también tienes la certeza de que no habrá pérdidas significativas.

Este enfoque se recomienda especialmente para aquellos que están comenzando en el mundo de las inversiones y aún tienen algunas dudas. También es adecuado para personas que desean recibir ingresos recurrentes para cubrir gastos sin tener que preocuparse por pagar facturas.

En general, la composición de un portafolio conservador suele ser de alrededor del 70% en bonos u otros activos de renta fija, y un 30% en acciones o activos de renta variable. Esta distribución equilibrada busca proporcionar estabilidad y seguridad, al tiempo que permite cierto potencial de crecimiento a través de los activos de renta variable.

Al optar por un portafolio conservador, estás priorizando la preservación del capital y la generación de ingresos constantes. Es una estrategia adecuada para aquellos que tienen una tolerancia al riesgo más baja y desean una inversión más segura y estable a largo plazo.

Portafolio moderado o de valor

Este tipo de portafolio busca mantener un equilibrio entre los activos de renta fija y los de renta variable. En este caso, la distribución suele ser aproximadamente un 40% en activos de renta fija y un 60% en activos de renta variable.

La principal ventaja de este enfoque es que, al tener una mayor proporción de activos considerados de mayor riesgo, existe la posibilidad de obtener rendimientos más altos. Sin embargo, en caso de que estos activos no funcionen como se espera, al menos tienes la otra parte del portafolio asegurada, lo que ayuda a equilibrar las cosas y evitar perder todo tu dinero.

Esta modalidad es adecuada para aquellos inversores que buscan un nivel moderado de riesgo y potencial de crecimiento. Al combinar activos de renta fija y renta variable, se busca aprovechar oportunidades de ganancias mientras se mantiene una cierta estabilidad. Es una opción que puede adaptarse a diferentes perfiles de inversión, ya que proporciona un equilibrio entre la preservación del capital y la búsqueda de mayores retornos.

Portafolio agresivo

También se les denomina como portafolio de crecimiento. Este tipo de portafolio está diseñado para generar un crecimiento rápido de tu dinero al destinar aproximadamente un 85% de los fondos en acciones, mientras que el resto se invierte en activos de renta fija.

La gran ventaja de este enfoque es que, en épocas favorables, puedes obtener ganancias significativas en cuestión de meses, especialmente si tienes conocimientos del funcionamiento del mercado y estás atento a las fluctuaciones de precios. Sin embargo, la misma ventaja puede convertirse en una desventaja, ya que en caso de una crisis inesperada, tu dinero puede verse afectado.

El portafolio agresivo implica un mayor nivel de riesgo, ya que estás apostando en gran medida a las acciones y a la volatilidad del mercado. Es adecuado para inversores con una alta tolerancia al riesgo y un horizonte de inversión a largo plazo.

Cómo prepararte para abrir tu portafolio y comenzar a invertir

Como dice el refrán, “hay que empezar por el principio”. Para poder ordenar tu portafolio y comenzar hacer que tu dinero crezca, el primer paso es tener los fondos necesarios. No te preocupes, no significa que debas ser millonario o tener una gran cuenta bancaria, sino que debes organizar tus finanzas personales y determinar cuánto dinero realmente puedes destinar para este objetivo.

La forma más sencilla de comenzar es abriendo una cuenta de inversión, como una cuenta de retiro individual o IRA, en la cual destines directamente un porcentaje de tus ingresos mensuales. La mayoría de los bancos y empresas de servicios financieros ofrecen opciones para invertir tus ahorros, de manera que, cuando alcances la edad dorada, puedas disfrutar de un poco más de lo que has guardado.

ETFs y bienes raíces – Otras alternativas para empezar a invertir

Existen otras formas sencillas de comenzar a invertir y crear tu portafolio. Por ejemplo, una opción a considerar son los ETFs (Exchange-Traded Funds), los cuales ofrecen una forma accesible y diversificada de invertir. Otro enfoque interesante es invertir en bienes raíces, una alternativa que puede brindar estabilidad y potencial de crecimiento a largo plazo.

Lo importante es dar el primer paso y destinar una parte de tu dinero a estas opciones. Verás que una vez que observes cómo comienza a multiplicarse, sentirás el deseo de expandir y aumentar tu portafolio de inversión.

Aprende a invertir junto al apoyo de una comunidad

Si sientes que es el momento de comenzar a invertir, pero no sabes por dónde empezar, puedes hacerlo de la mano de profesionales expertos y una comunidad de crecimiento.

¡Únete a Fintelhub Pro™! En nuestro programa de mentoría anual tendrás acceso a Despierta Tus Inversiones™, una experiencia guiada con más de 30 videos y tutoriales pre-grabados en formato microlearning para crear y poner en práctica tu plan patrimonial.

Suscríbete a nuestro newsletter

Contenido, recursos y herramientas gratuitas para tu crecimiento financiero