Cuando hablamos de crédito, algunas personas inmediatamente comienzan a temblar pensando en los intereses y preocupaciones, mientras que otras sonríen imaginando los beneficios. Y es que, en palabras muy simples, un crédito es un préstamo al que puedes recurrir para adquirir algo cuando te hace falta dinero.
Sin embargo, se han creado tantos mitos a su alrededor que, una herramienta adquisitiva, se convirtió en el nuevo monstruo bajo la cama de los adultos. Por suerte, eso se puede revertir teniendo la información adecuada y aquí te ayudaremos a comprenderla.
Un crédito es un préstamo al que puedes recurrir para adquirir algo cuando te hace falta dinero. Share on X¿Qué es un crédito?
Para comenzar lo primero que hay que saber es exactamente a qué nos referimos con esta palabra.
La Real Academia de la Lengua Española define el crédito como: cantidad de dinero u otro medio de pago que una persona o entidad, especialmente bancaria, presta a otra bajo determinadas condiciones de devolución. Aquí es importante dividir la explicación, y la composición de estos, en dos partes.
La primera es que, efectivamente, es un poco de capital que se otorga por medio de una entidad o persona. Y la segunda, y más importante, es que este lleva “condiciones de devolución” que se traducen en las cuotas e intereses. Esta parte es necesario resaltarla pues, aunque parece simple, estas pautas son las que dan dolor de cabeza a más de uno.
Cómo funcionan los créditos y cómo están formados
Suena perfecto la posibilidad de obtener un poco de dinero extra cuando quieres comprar algo, pero lamentablemente las cosas no son tan sencillas pues, para poder seguir siendo rentables, las instituciones financieras necesitan tener una ganancia de cada uno de ellos.
Por eso es importante que, antes de tomar uno, conozcas cuáles son las partes y la suma total que deberás pagar al final de la transacción. Esto se constituye del dinero que recibiste más los intereses, los cuales están siempre especificados en las cláusulas y letra pequeña de los contratos.
Las cuotas más comunes, sin importar si se trata de una tarjeta, un préstamo bancario o un crédito educativo o hipotecario, son:
Tasa de interés anual
La tasa de interés anual es el porcentaje del dinero que obtuviste que te cobrarán simplemente por dártelo. Aunque en su mayoría son fijas, hay que tener cuidado pues algunos bancos las manejan variables y, en estos casos, debes confirmar cuándo o por qué las cambian, para calcular aproximadamente cuánto deberás pagar en total.
Tasa periódica
La tasa periódica se usa para calcular los gastos del financiamiento en cada período de facturación. En esta entran algunos cargos que cobran dependiendo de a cuántos meses hayas elegido pagar y es a la que afectan favorablemente las famosas promociones de meses sin intereses.
Cuotas de membresía
En el caso de las tarjetas, los bancos suelen tener una tarifa fija por el uso del servicio que, al final del día, también es un cobro extra sobre el dinero que obtuviste de ellos.
Cargos por financiamiento
El cargo por financiamiento es lo que se te cobrará en total y está dictado en la ley que el prestamista siempre debe decir cuánto será.
Intereses moratorios
Los intereses moratorios son los que debes pagar en caso de no haber cubierto un pago en la fecha establecida. En algunos casos se da un periodo de gracia, pero este debes confirmarlo con el banco o la institución que otorga el préstamo.
Otras cosas que debes conocer al momento de solicitarlo es si existen penalizaciones por pagos adelantados, o si es posible abonar a capital, ya que no todas las entidades aceptan este tipo de abonos.
Atención: algunos bancos e instituciones financieras cobran penalizaciones por pagos adelantados o por abonar a capital de un crédito o préstamo. Share on XConoce tu tipo de crédito
Ahora que ya sabes cómo están formados los créditos, es momento de pasar al siguiente punto, cuáles tipos de crédito existen. Por lo general, los conocemos como bancarios, hipotecarios, educativos, personales, etc. Pero, económicamente hablando, existen dos categorías principales: los asegurados y los no asegurados.
Créditos asegurados
Los créditos asegurados se refieren a las transacciones en las que quien lo otorga recibe una garantía colateral para poder cobrar, incluso si la persona no cuenta con el dinero en efectivo. Un ejemplo para que quede más claro, es cuando tomas en alguna institución financiera un préstamo y te piden las escrituras de una casa o la factura de un vehículo como garantía.
La ventaja de estos es que, al existir un respaldo, suelen tener tasas de intereses menores, pues el banco tiene la seguridad de que podrá recuperar su inversión de una forma u otra.
Créditos no asegurados
En cambio, los créditos no asegurados son aquellos en los que lo único que tienen para confiar en que pagarás, es tu palabra. Las tarjetas de crédito, por ejemplo, suelen ser no aseguradas y por eso tienen tasas de intereses o penalizaciones para incentivar al deudor a que pague según lo acordado.
Las tarjetas de crédito suelen ser créditos no asegurados y por eso tienen tasas de intereses o penalizaciones para incentivar al deudor a que pague según lo acordado. Share on XAhora bien, una forma de poder acceder a un financiamiento no asegurado con intereses más bajos sea en banco, con tarjeta, de un civil, con un arrendatario o donde sea, es mejorando tu puntaje y tu historial crediticio.
¿Cómo conozco mi puntaje de crédito y mis informes?
Suena a algo complicado que solo los contadores entenderían, pero la verdad es que es fácil de lo que piensas.
El puntaje es como una calificación que se te ha otorgado, dependiendo de qué tan bien hayas manejado tus pagos. Según el portal oficial del gobierno de Estados Unidos, este es una cifra entre 350 y 800 y la puedes consultar en tu reporte personal, que otorgan tres entidades oficiales: Equifax, Experian y TransUnion.
En estos reportes puedes ver cómo te han calificado, la cantidad de dinero que te pueden prestar, si te has declarado en bancarrota, si has recibido demandas por no pagar o si cubres tus depósitos a tiempo. Y lo puedes solicitar de manera gratuita una vez al año a través de la Comisión Federal de Comercio.
Al igual que tú, los bancos, empleadores, aseguradoras y otras empresas pueden obtenerlos para corroborar tu información. Si bien la puntuación se da de manera objetiva, te recomendamos revisarla al menos una vez al año, para verificar que tus datos sean correctos y que no tengas registradas infracciones que no corresponden. En caso de haber algún error, deberás presentar una queja ante el banco, la compañía de informes de crédito o la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
Ahora que ya sabes todo esto, comprenderás que los créditos pueden ser excelentes aliados, siempre y cuando tengas en cuenta todo lo que implica solicitar uno, incluyendo los intereses y las tasas extra que pueden cobrarte por uno.