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3 tipos de capital para ganar dinero extra

No existe dinero fácil ni rápido. Así que ya, empecemos por esa aclaratoria como la más importante. Sea cual sea tu motivación para ganar dinero extra, vas a necesitar invertir algún tipo de capital para poder lograrlo.

Puedes meditar, leer el libro “el Secreto”, manifestar y recitar todos los códigos sagrados de abundancia que gustes, pero si no pasas a la acción intencional invirtiendo al menos uno de los tipos de capital que te compartimos a continuación, no vas a ganar dinero adicional.

Una pregunta importante: ¿para qué quieres más dinero?

Te recomendamos empezar por lo menos evidente: el para qué.

Pregúntante para qué quieres más dinero.

Desde la perspectiva de las bioneurofinanzas, creemos que es clave conectar emocionalmente con un propósito para conseguir tanto la motivación como la disciplina para salir adelante con tu objetivo financiero.

Acto seguido, resta hacer una autoevaluación de tu situación actual y hacer un inventario de los recursos con los cuales cuentas para explorar cómo ganar dinero extra.

A continuación los 3 tipos de capital para lograrlo. Necesitarás implementar al menos uno de estos tres.

Capital financiero

“Dinero llama dinero”, dicen por ahí. Evidentemente, una de las formas de producir dinero es contando con un capital económico inicial que te permita invertir para sacarle rentabilidad.

Si eres de las personas que ha tenido la oportunidad de ahorrar o bien cuentas con la dicha de pertenecer a una familia planificada y acaudalada tal que has recibido apoyo financiero para progresar, cuenta tus bendiciones. Tienes una posición única para empezar a trabajar en la expansión de tus ingresos.

Si cuentas con este capital, pues resta es ponerlo a trabajar en algo. Aquí es donde aplica parcialmente aquello de que “el dinero trabaje por ti”. Decimos parcialmente, porque hay iniciativas o alternativas de inversión que implicaran el uso de tu capital financiero exclusivamente y otras requerirán además tu tiempo.

Ingresos pasivos vs. ingresos activos

Allí radica la diferencia entre ingreso pasivo y activo. El ingreso pasivo se refiere a que desde tu “pasividad” y sin uso de tu tiempo, generas más dinero. Por su parte, el ingreso activo requiere tanto de tu dinero como de tu atención parcial o total para que se haga bien el trabajo.

Benjamin Franklin, padre fundador de los Estados Unidos, cuyo retrato adorna los queridos billetes de $100, afirmó: “la inversión en conocimiento paga el mejor rendimiento”. Y es que si cuentas con dinero para invertir, siempre la primera opción es invertir en ti para expandir tu conocimiento y talento. Eso te abre un mundo de oportunidades.

Si estás en la ruta laboral corporativa, aplicar tus habilidades y conocimientos te brinda la oportunidad de lograr un incremento salarial, un ascenso en tu posición o incluso un cambio a un empleador que ofrezca una combinación de todo lo anterior.

"La inversión en conocimiento paga el mejor rendimiento". – Benjamin Franklin Share on X

De igual modo, invertir en ti expande tu posibilidad de crear una segunda línea de ingresos con ese conocimiento e incluso, si así lo deseas, construir tu camino para independizarte.

Además de esto, si cuentas con un capital financiero más allá de lo que requieres aportar periódicamente para tu retiro y demás metas personales, puedes explorar la oportunidad de utilizar el dinero para crear algún emprendimiento propio de ejecución relativamente ligera, como un comercio electrónico o algún servicio profesional paralelo a tu trabajo actual.

Otra opción es considerar la posibilidad de unirte como socio capitalista a la iniciativa de negocio de algún familiar o conocido, siempre y cuando dispongas de un capital adicional que no forme parte de tus reservas o fondo de emergencia, ni del capital a aportar para tus metas de retiro.

Capital social

En Estados Unidos se repite mucho la frase “your network is your net worth”, la cual podemos traducir a “tus conexiones son tu principal activo”. Nada más cierto que esta frase. Los seres humanos somos animales sociales y estamos diseñados para interactuar y apoyarnos.

El capital social se refiere a tu red de contactos, la cual incluye a familiares, amigos, colegas profesionales y sus allegados. Este capital social se suele construir desde pequeños. Muchas personas mantienen amistad con personas que conocieron en el preescolar, el colegio y también la universidad.

Múltiples personas se van sumando o pasando temporalmente por tu vida, bien sea por razones laborales, hobbies personales y casuales encuentros sociales.

Lo cierto es que a medida que sostenemos esas relaciones por afinidad, observamos como nuestros conocidos van también creciendo y eventualmente desarrollándose profesionalmente o como personas de negocio tal que alcanzan a desarrollar roles y posiciones relevantes en la sociedad. Este capital se puede robustecer y consolidar si somos buenas personas y amables con quien sea que se cruce en nuestro camino. El libro “Como ganar amigos e influir sobre las personas” de Dale Carnegie es nuestra “biblia” para estos efectos. 

La manera de rentabilizar este capital se centra en la idea de apoyar e impulsar a otros, incluso cuando no hay aparente beneficio inmediato. Dando siempre sin esperar nada a cambio inicialmente, creándonos una reputación de “agentes de crecimiento y expansión”. 

Con el tiempo, empiezan a saltar a la vista oportunidades de monetización claras y razonables. Basta con conectar a un conocido que tiene un problema puntual, digamos de contabilidad, con esa amiga que recién empezó su negocio independiente de contabilidad e impuestos. Probablemente, tu amiga tenga un programa de referidos, y te ganes alguna comisión por el nuevo negocio. No es delito ni descabellado plantearle este acuerdo en caso de que no lo tenga.

Después de todo, ¿quién no quiere crecer más y recibir el 90% de algo antes que el 100% de nada? Multipliquemos juntos la abundancia.

Capital intelectual

Ahora bien, puede que nos digas “bueno, no tengo dinero ni conexiones relevantes” ¿qué hago? (ojo, siempre conocemos a alguien, el tema es que a veces la introversión puede nublar nuestra percepción).

Pues te queda una carta por jugarte, el capital intelectual.

TODOS tenemos algún conocimiento acumulado o talento desarrollado, bien sea por ser un don natural o adquirido a través de la formación académica y/o experiencia de vida. En paralelo, hay que tomar en cuenta que hay 8,000 millones de personas en el mundo, donde al menos 6 de cada 10 personas tiene acceso a Internet.

Como dicen por ahí, “hay gente pa’ todo”. Las probabilidades de que alguien necesite tu talento o conocimiento respecto a cómo tocar un instrumento, aprender un idioma, desarrollar recetas de cocina, aprender a diseñar presentaciones en PowerPoint o Keynote hasta cómo organizar tu casa (piensa en Marie Kondo) son altas.

Allá afuera hay alguien dispuesto a pagar por eso que tú haces o sabes, ya sea para aprender o porque simplemente no tienen el tiempo y necesitan a alguien con ese talento y conocimiento específico para que lo haga por ella.

El capital intelectual es la materia prima por excelencia de la tendencia conocida como economía de la pasión. Para ello te invitamos a que hagas un “inventario intelectual”.

Simplemente, toma papel y lápiz, o un documento digital y apunta todas las cosas en las que consideras que tienes talento y sabes hacer. No hay idea tonta, anota todo: cocinar postres, hablar un idioma o varios, tocar un instrumento, diseñar, organizar closets, jardinería, etc. ¡Se vale anotar absolutamente todo lo que sabes hacer!

Allá afuera hay alguien dispuesto a pagar por eso que tú haces o sabes. Share on X

Acto seguido, toca empezar a conversar con tus allegados para detectar oportunidades de quien necesita eso que tú tienes para dar. Basta con que des con la primera persona que te necesite.

No importa si la primera la haces gratis, lo importante es que ganes confianza y te demuestres que SI tienes un valor para dar. Si una persona lo aprovechó, puede haber cientos de personas más allá afuera esperando por ti, dispuestas a pagar.

¡Ahora es tu turno!

Muy en el largo plazo, el escenario ideal es que tengas los tres tipos de capital. Sabemos que no todos corrimos con suerte de “nacer en cuna de oro” y reconocemos que por diversas razones, hay quien puede que tenga un círculo social reducido hoy día.

Sin embargo, TODOS (sí, léelo de nuevo), TODOS tenemos algo para dar al mundo y dejarlo en mejor situación respecto a como lo encontramos. Te pedimos que no te victimices nunca por tus orígenes o situación actual. Hay maneras de hacer dinero que no requieren inversión más que de tu tiempo y talento.

Si estás leyendo estas líneas, lo estás haciendo desde una computadora o teléfono móvil inteligente con acceso a Internet. La economía digital está llena de posibilidades y no tiene fronteras.

Sin importar dónde te encuentres, hay alguien que habla español esperando por tu ayuda y talento en algún lado del mundo.

¿Hasta cuando le vas a dejar esperando?

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